Visitamos el Coworking de La Solana

Amaneció un día soleado. Me dirigí expectante al Hogar de los Mayores de Moralzarzal, al encuentro de mis compañeros, para dirigirnos al lugar donde nos esperaba el resto del equipo, junto a nuestra coordinadora Miriam.

Tras media hora llegamos a nuestro punto de destino: el coworking “La Solana”, en Torrelodones. Para quien no lo sepa, un coworking es una forma nueva de trabajar para profesionales autónomos, personas innovadoras y creativas, en un espacio compartido, donde se crean sinergias y alianzas que dan lugar a nuevas oportunidades laborales.

Al llegar me sorprende un edificio alto de piedra, un palacete del siglo XX remodelado y protegido por el municipio. Realmente bonito. El interior del edificio no se queda atrás: dos plantas muy luminosas, con espacios comunes y diferentes salas de trabajo. En ambas plantas había despachos amplios, con mucha iluminación natural y con una decoración propicia para crear un ambiente de trabajo agradable y productivo.

En su interior nos recibe Carlos García, socio fundador de La Solana, que de manera totalmente altruista nos había invitado en el mes de febrero a conocer esta iniciativa empresarial. En todo momento Carlos hizo gala de su generosidad, mostrándonos el edificio y dando respuesta a nuestras múltiples preguntas llenas de curiosidad y entusiasmo.

Después del tour nos invitaron a asistir a una de las conferencias que organizan ellos mismos todos los martes. En este caso, el tema abordaba cómo pasar de la idea de un negocio a hacerlo realidad, por Tarsicio Merino.

Tarsicio Merino es Profesor Asociado en la IE University, fundador de La Solana Capital, emprendedor y ejecutivo, con más de 15 años de experiencia en posiciones de gestión de alto nivel. Es experto en negociación internacional y desarrollo de negocio. Tarsicio nos habló del proceso a seguir para convertir una idea en realidad, qué debemos tener en cuenta para poder llevarla a cabo, la viabilidad del proyecto, el plan de acción, la importancia de analizar el entorno, etc. Destacó la importancia de hacernos las preguntas adecuadas a la hora de pensar en el tipo de negocio que queremos crear: ¿qué soy capaz de hacer? ¿De qué es capaz mi organización?

Al terminar la ponencia bajamos a la cafetería, donde fuimos invitados a un desayuno solidario con los demás coworkers. En este lugar se juntan todos los días para compartir ideas, experiencias e inquietudes, que dan lugar a nuevas oportunidades empresariales. Un ejemplo de proyecto innovador resultante de esta colaboración es un hotel muy especial en Nicaragua, cuyo principal objetivo es repartir beneficios con los indígenas de la zona y hacerlos partícipes del proyecto. Me gustó la idea de negocio porque no solo podía tener beneficios económicos, sino llevar a cabo una acción social en un país menos favorecido.

Me pareció ilusionante la idea de dejar de lado el individualismo para formar parte de un colectivo. Nos dejamos contagiar del espíritu solidario y colaborativo de los coworkers, llenándonos de ilusión y esperanza ante la nueva realidad laboral. Me fui con una grata sensación y con la convicción de que no hay nada imposible, de que hay que apostar por lo que crees, trabajar en un proyecto que te ilusione, que te haga sentir realizado, compartir ilusiones, trabajar en equipo, contar con el apoyo de tus compañeros, ayudarnos unos a otros a desarrollar nuestra creatividad y trabajar para vivir a gusto, sintiéndote bien con lo que haces y dejando cada uno su granito de arena hasta formar una enorme montaña.

Seguimos en el camino para lograrlo.

Graciela, participante de la Lanzadera de Empleo