Tanto en las relaciones sociales como en el mundo de los negocios los 30 primeros segundos son cruciales en nuestra conversación. La persona o  personas a las cuales nos dirigimos formarán sobre nosotros una opinión, que puede ser un WOW o un BUFF. Esta primera impresión condicionará de forma positiva o negativa nuestras futuras relaciones y, como dice la máxima: no habrá una segunda oportunidad para provocarla. Pero la cosa va aún más lejos: es muy difícil cambiar la primera impresión. Por este motivo es tan importante nuestra manera de expresarnos.

Comunicarse bien es una llave que abre muchas puertas. Aunque “venderse” suene mal, lo hacemos todos los días o, al menos, deberíamos. Especialmente, si estamos buscando empleo o intentando llevar adelante nuestro proyecto empresarial. Es aquí donde sube al podio el Elevator Pitch y muchos talleres de su refinamiento que nos dan consejos sobre métodos de venta de nuestras habilidades o planes de negocio.

Elevator Pitch no es otra cosa que una manera efectiva de comunicar nuestras ideas, para que las personas a las cuales nos dirigimos se interesen por nuestro mensaje y quieran aceptar nuestra tarjeta o concretar una futura reunión. Al fin y al cabo, todos los aspirantes seleccionados para ir a una entrevista de trabajo, a priori, tienen un perfil formativo o de conocimientos muy similar. Entonces, ¿a quien elegirá el entrevistador? A la persona mejor se explique, que le persuada más efectivamente y que consiga captar de manera inmediata el interés de su interlocutor.  En fin: “tu actitud determinará tu altitud”.

Nadie nace siendo un buen comunicador, es una habilidad que se aprende. Por eso, la semana pasada acudimos a un taller impartido por Ricard Pons, para aprender de los consejos de un profesional.

Gracias, Ricard, por tus valiosas aportaciones, seguro que nos permitirán mejorar nuestras dotes de comunicación, y a  cumplir nuestros objetivos.