La Lanzadera desde mis ojos

Hace años que no me siento a escribir, pero allá voy.

Mi nombre es Brenda y entré en la Lanzadera de Telde algo tarde, (por lo visto no convencí al jurado). Cuando no recibí la llamada la verdad es que no comprendía el porqué, creía cumplir el perfil. El caso es que el destino quiso que finalmente entrara al proyecto. Y creo que me he ganado mi puesto (guiño, guiño a mi coordinadora).

La gente que no conoce el funcionamiento de este proyecto pensará que solo va orientado a la búsqueda de empleo, pero os puedo asegurar que para nada es así.

Aquí venimos a reír, aprendemos a no enfadarnos tanto, a debatir, mejorar como equipo, conocernos mejor, cumplir objetivos, a saber decir las cosas de forma menos agresiva (no quiero decir con esto que haya gente violenta, entiéndanme), a creer en nosotros mismos, que debemos buscar el empleo que queremos y no cualquier trabajo porque tenemos las aptitudes y actitudes suficientes para trabajar en lo que amamos, a ser organizados, apasionados, crear proyectos, mirar más allá de lo que ven nuestros ojos, a ser menos huevones/as también, y bueno, un largo etc.

Mirad… si os sirve saber que yo odio madrugar, pero de verdad, que lloraba cuando tenía que ir al instituto. Y es que ahora, aunque me caiga pesado y remolonee un rato en la cama, me levanto queriendo ir a ese aula donde me encuentro a una pandilla de personas de todo tipo.

Tenemos a la pasota y su cómplice la tímida que se escabullen en cuanto pueden, la rizos de oro que cree que cada granito cuenta y se merece ya su puestazo de trabajo, la mujer con muchas mujeres dentro y todas perfectas, la que vale un montón y querrías que fuera tu agente de viajes, el compañero que desearías que fuera tu jefe y su compañero el dinamita, el colegazo con el que me parto de risa y odio por igual por “obligarme” a salir en un vídeo (que me hizo hacer flexiones solo para reírse de mi) y encima casi se me muere en medio de un evento… en fin, la que se esconde tras su ordenador cual chica de anime, la creativa con un humor que solo ella puede tener, la dulce profesora de música a la que me encanta oír hablar…

A todos ellos (y los que dejo atrás), os debo las ganas de ir a esa aula. Porque no voy con la idea de buscar empleo (que también y ojalá tenga suerte) pero es que tengo tan claro que, si al final del proyecto no es así, no estaré para nada triste… Bueno, miento, lo estaré, porque se romperá mi rutina y ya no tendré la oportunidad de compartir ese tiempo con todos ellos.

Con ellos y con Yurena, nuestra coordinadora, que no puede ocultar el cariñito que me tiene en la mirada. Gracias por creer en mí, por darme ideas, ganas, consejos, tus oídos, tus achuchones y tu mirada de “si puedes hacerlo”, por llevar a todas esas personas que unas veces más otras menos nos hacen despertar. Por llamarme ese día y decir que estaba dentro de la Lanzadera.

Para terminar, decir que aprovecharé al máximo los meses que nos quedan, que ojalá vivir mas experiencias graciosas y otras de llorera porque todo eso me hace feliz.