Hace unos años me puse como propósito hacer que todos mis días fueran diferentes, sin grandes pretensiones simplemente para salir de la rutina. Esto me aportó madurez y la conciencia de que mi tiempo era importante, que era yo quien debía decidir en que lo empleaba y no mi "piloto automático".

A partir de ese momento acabe la carrera; viví un año en Lisboa donde conocí diferentes culturas, idiomas y formas de entender el mundo; y volví a plantar semillas para ver cómo crecían, algo que no hacía desde que terminé el instituto (pinos piñoneros, nogales, algún roblecito, un limonero,..., son algunos de mis pequeños logros).

Además de esto, soy arquitecto y en el último año me he dado cuento de que mi formación como tal, combina a la perfección con el marketing, (después de unos cuantos cursos y muchísimas horas en Internet), utilizo mis conocimientos para asesorar a empresas en su imagen de marca (marketing directo, relacional, usabilidad de páginas web, redes sociales...) lo cual me resulta muy gratificante y estimulante. La Lanzadera me inspira.