Desde pequeño he sido una persona con una gran vitalidad y una gran capacidad comunicativa.
Siempre he tenido dos grandes pasiones, el deporte y los animales, a ellas dedico gran parte de mi tiempo libre.
Mi elección profesional tiene su origen en una de esas pasiones: el deporte.
Era un frío día de invierno, idóneo para practicar uno de mis deportes favoritos, el snowboard; cuando faltaban unos minutos para cerrar las pistas mi tabla se clavó en una placa de hielo y fui incapaz de controlarla, la consecuencia: una subluxación anterior de la cabeza del húmero. Tuve que acudir durante un largo periodo de tiempo a rehabilitación, fue en ese momento donde conocí la fisioterapia y observé cómo, gracias a la figura de este profesional de la salud, las personas mejoraban, adquirían una mayor calidad de vida y volvían a realizar sus actividades cotidianas con normalidad. Fue entonces cuando averigüé a lo que me quería dedicar.
Y aquí estoy, iniciando mi andadura profesional como fisioterapeuta con toda la ilusión de quien empieza sabiendo que está haciendo lo que quiere hacer.
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