Un alma sana se refleja en el rostro.
Me llamo Betina y soy reflexóloga facial.
Me gusta recoger la luz de la mañana cada día y aplicarla a mi trabajo. Eso me hace sentir plena.
Estoy comprometida con mi profesión. Me resulta fácil comunicar, escuchar y aprender de las personas.
Con mis manos aporto seguridad, relajación, equilibrio, belleza y armonía.
¡Te invito a sentir la profundidad de tu alma!
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