Nuestra heroína del diseño y la ilustración, Melinka, da solución a los problemas gracias a su superpoder más característico: la creatividad. Además, siempre nos anima a enfrentarnos a las crisis con objetividad y calma. Por eso, sin ella, ¡esta nave se habría ido a pique! ¿Algo que decir, Melinka?
1) Eres Diseñador gráfico, ¿siempre quisiste dedicarte a eso?
Lo que siempre me ha acompañado es la sed de crear y el gusto por la creatividad. En realidad no me veo simplemente como un diseñador gráfico, tiendo a pensar en mí misma más bien como un profesional creativo, multidisciplinar. Supongo que como a todos los que nos pica el “insecto-creativo”, he tenido desde pequeña un lápiz, un pincel o una caja de cartón que transformar al alcance de la mano. Mi madre me llamaba “la reina del papel de celo”, porque a todo le daba solución en aquel entonces con celo sin importar si sabía cómo hacerlo o no. Ahora uso papel de celo mental, busco y doy soluciones imaginativas a cualquier idea/problema que se plantee, desde una ilustración, pasando por una identidad visual, a un folleto, una invitación, o lo que se cruce en mi camino.
2) ¿Qué es lo que te sedujo de esa profesión?
Siempre tengo el recuerdo de querer hacer cosas, de plasmar ideas, y creo que de alguna manera es el lado “navaja suiza” de un diseñador lo que me atrae. El enfrentarme a un nuevo proyecto creativo siempre es un reto, a veces las ideas vienen solas y otras tienes que ir tú a buscarlas, pero siempre me hace sentirme feliz y privilegiada.
3) ¿Qué es lo que has aprendido hasta ahora en la Lanzadera?
La lanzadera es una oportunidad inigualable de conocerse mejor, de potenciar y limar aquello que nos hace únicos de cara al mundo profesional. Digamos que lo que más valoro de esta experiencia, a parte de trabajar en mi pasión, es la consciencia que he adquirido gracias a todas las herramientas puestas a mi alcance, herramientas mentales\humanas\digitales\analógicas.
4) Háblanos de algo o alguien que te haya hecho crecer como persona (puede ser una experiencia, un libro, una película, una canción... ¡Cualquier cosa!)
Desde 2005 al 2013 estuve viviendo en Lyon (Francia) y es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Salir de la zona de confort, ver y respirar otra cultura, otra manera de pensar, de vivir, te hace valorar tu propia cultura, valorarte a tí mismo y sobre todo te da un punto de vista diferente. Cuando llegué a Lyon sólo llevé una maleta, una maleta que he ido llenando de un montón de experiencias, de recuerdos y de aprendizaje.
