¿Sientes o gestionas?

El pasado 27 de Abril hablamos de Inteligencia emocional en el aula. La encargada de impartir el taller fue Carmen de la Torre, psicóloga del Centro Social de nuestra localidad y ‘salvadora de momentos’ , al menos para mí, no quiero generalizar.

Y digo esto porque ella nos hizo el quite en nuestro ‘Desayuno por el Empleo’ del pasado día 21, tras ser cancelada definitivamente a última hora la asistencia de uno de los participantes. Gracias Carmen.

Volviendo al tema que nos ocupa, lo primero que nos explicó es que ‘cualquier inteligencia debe estar referida a lo social’, de ahí que la Inteligencia emocional sea definida como ‘la habilidad para gestionar bien las emociones, tanto las nuestras como las de los demás, hasta conseguir unos resultados tanto eficientes como positivos’.

Para ello, nos dijo Carmen, hay que ‘dirigir las emociones, no ahogarlas’; y hay que ‘distinguir bien entre emoción y sentimiento’, ya que no son lo mismo.

Aprendimos que el ambiente cultural en que nos movemos y vivimos educa nuestras emociones, y que éstas cumplen una función natural.

Sorprendentemente, emociones que en principio pueden parecer negativas como la tristeza o el enojo, tienen su parte positiva ayudándonos a conectar con nuestro yo interior o generando, al poner límites, un aumento de la seguridad o la confianza en nosotros mismos.

De igual manera el afecto, que a priori parece una emoción positiva, tornará en negativa si nos genera cierta dependencia.

Carmen nos hizo ver que ‘allá donde estemos siempre proyectamos lo que somos’ y que, producto de ese ‘ser’, nacen nuestras ‘actuaciones’ encaminadas, según nuestras reflexiones, hacia una u otra dirección.

Nos resumió esto en una sencilla fórmula matemática:

Emoción + Pensamiento = Sentimiento Emocional

Este sentimiento emocional es lo que, precisamente, nos lleva a la acción.

Explicó las cinco emociones que componen la Inteligencia emocional asegurando que ésta puede reeducarse trabajando ciertos objetivos como el autocontrol, la intencionalidad o la capacidad de comunicar.

Antes de finalizar el taller nos propuso hacer un test para ver cómo estábamos de “inteligentemente emocionados”, y nos recomendó el libro de David Goleman, precursor en el asunto, si queríamos ahondar más en el tema.

Como dato curioso contaré que nos acompañó un compañero de la pasada edición de Lanzadera Tarancón. Participó con nosotros en el taller, y nos contó brevemente cómo fue el proyecto lanzadera anterior. ¡Gracias también a tí!