Mujer, Empleo e Igualdad

En la búsqueda de empleo hay aspectos que dependen de quien lo busca, y hay otros aspectos que se escapan de su control. Desde Lanzaderas de Empleo llevamos ya 5 años aportando metodologías de trabajo colaborativas, que permiten a las personas en desempleo aprovechar todos sus recursos para acercarse a su objetivo profesional: trabajar duro en la parte que sí está en sus manos. 



Pero no queremos quedarnos ahí. La experiencia en la gestión del programa nos ha aportado también varias claves sobre contexto socio laboral: aquello que no depende de ellos/as. Queremos comunicarlas y visibilizarlas porque, en ocasiones, son motivo de discriminación y desigualdad. Una de esas claves es la ausencia de igualdad de oportunidades en la búsqueda de empleo y promoción profesional. 



Este propósito nos llevó a seguir estudiando, a identificar diferencias, desigualdades y discriminaciones basadas en el sexo de quienes participan en las lanzaderas. También a detallar buenas prácticas para aplicar la perspectiva de género en programas de empleabilidad.  Todo ello, se ha recopilado en un Manual de Buenas Prácticas que presentaremos a finales del mes de noviembre en Madrid. 

 

 

La representación femenina es mayor que la masculina en el programa lanzaderas. El 67,6% de las participantes en la edición 2017 fueron mujeres. Aun siendo mayor su participación, han sido numerosos los casos de mujeres interesadas en participar que finalmente no han podido hacerlo. El motivo: imposibilidad de compatibilizar la Lanzadera con sus responsabilidades domésticas y familiares. En los procesos de selección de participantes, esta dificultad no ha aparecido de forma significativa en el caso masculino. La necesidad de conciliación también se erigido como causa de varias de las bajas acontecidas en el transcurso de las Lanzaderas.



Por otra parte, frente a una participación mayoritaria de mujeres, nos encontramos con una mayor tasa de éxito masculina (63% frente al 59,9% de tasa femenina), entendiendo por tasa de éxito el porcentaje de personas que consiguen durante y hasta un mes después de la finalización de la Lanzadera resultados de retorno a la formación o inserción laboral respecto al total de participantes. En algunos contactos con empresas nos hemos encontrado con ofertas de trabajo que discriminan en función del sexo, así como con cientos de entrevistas de trabajo donde se pregunta a las candidatas por su situación sentimental, personas a cargo y voluntad de tener descendencia. 



En relación a la calidad en el empleo conseguido, la temporalidad tiene una representación predominante en ambos sexos. La media jornada representa en las mujeres 25 puntos porcentuales más (35% de las mujeres y 10% de los hombres). Ciertamente, la maternidad, la expectativa de maternidad y el cuidado de personas dependientes, es un factor clave a la hora de explicar las diferencias entre los sexos en el empleo. La igualdad pasa por avances en materia de conciliación en las empresas, y especialmente por avances en materia de corresponsabilidad en las parejas. Sabemos que, al margen de estas decisiones, los estereotipos de género continúan promoviendo la segregación horizontal y vertical en el empleo, influyendo negativamente a ambos sexos y perjudicando de manera especial a las mujeres. 

 

 

Desde la Fundación Santa María la Real ponemos nuestro granito de arena al respecto mediante la elaboración y próxima publicación de la guía de buenas prácticas para aplicar la perspectiva de género en programas de empleabilidad, que ha contado con la colaboración económica de la Comunidad de Madrid, dentro de su línea de subvenciones con cargo al 0,7 IRPF . El documento, elaborado por Rocío Pérez Guardo y Pierina Cáceres, incluirá buenas prácticas que se han de tener en cuenta en las distintas fases de un proyecto: desde su diseño a su ejecución y evaluación. Se trata de un recurso que de manera clara y sintética ayuda a las organizaciones a poner su grano de arena en la misión de promover la igualdad entre los sexos.